08 febrero 2011
Gary Moore, la mirada del blues
Considerado como uno de esos grandes guitarristas, de esos que marcan escuela. Polifacécito y talentoso, Gary Moore se inició en el mundo de la música en The Boy. En su adolescencia pasada, la guitarra fue su pasión desde bien pequeño cuando acompañaba a su padre, que regentaba un salón de baile en Hollywood, a ver los ensayos de las orquestas. El gusanillo de la música se asentó. Pronto decidió emprender nuevas vías en las seis cuerdas, aquellas de las que han salido solos y melodías inolvidables como 'Out in the fields'.
El destino, tras colaborar con Peter Green (guitarrista de Fleetwood Mac) o con Skid Row, le llevó a reemplazar a Eric Bell en Thin Lizzy en pleno apogeo de la banda. Tras ese corto pero intenso viaje, Moore tenía claro que su creatividad debía volar sola. Estaba enjaulada. Introspección a pasajes sonoros más comerciales, los años ochenta pasaron por él vertiginosamente. Temas como 'Empty Rooms' (1985) llamaron la atención de la crítica. Hasta que llega el disco 'Wild Frontier' (1987) en el que ya se aprecia sus bases musicales celtas.
Uno de sus mayores éxitos, el intimista 'Still go the blues', en 1990, marcó un antes y un después en la carrera de este tranquilo irlandés de mirada tenebrosa. Experientando nuevos sonidos pero sin olvidarse de sus raíces, los noventa le reconvierten al blues. Incluso colaboró con maestros como B.B. King y Albert Collins. Su última etapa le condujo por grabaciones y colaboraciones además de fracasados proyectos en paralelo (como Scars o BBM), catálogo de versiones. En épocas más recientes, en 2008, grabó su último trabajo discográfico, 'Bad for you baby', algo más enfocado a los amantes del blues más tradicional. Descanse paz.
Lucky Gaucho: «Lo que ha muerto es una idea fetichista del Rock&Roll»
Conocí a Lucky Gaucho por casualidad. Pero me cautivó a la primera. Su actitud, rockera y añeja, con gran criterio y muy lúcida, además de su particular gusto por grupos y canciones que me encantan hicieron todo lo demás. Es puro rock&roll, "la música popular más potente y la expresión cultural más convocante del siglo XX", como él mismo lo define.
Bien podría ser la reencarnación de Tom Petty, y no solo por su estilo musical, repleto de rock clásico, blues y soul. Su nombre artístico proviene de una canción del músico americano ('You got Lucky') y de 'Gaucho', del disco de Steely Dan. Con esa mezcla a cualquiera no le entra curiosidad solo por escucharle, y más teniendo en cuenta sus influencias: Eric Clapton, Jimmi Hendrix, The Allman Brothers, Bad Company, The Rolling Stones o Doobie Brothers.
Se considera "perfeccionista", como él mismo me comenta cuando me pongo en contacto con él. "Me gusta alcanzar el máximo de la idea que tengo en la cabeza", continúa, al tiempo que reconoce que "me gusta cuidar cada uno de ellos". En los tiempos que corren, tan difíciles de prosperar en esta profesión, Lucky Gaucho es uno de esos artistas autodidactas. Él mismo se lo guisa y se lo come todo.
En plena crisis, con la aparición de nuevos soportes, le pregunto si se puede vivir de la música. Su respuesta: "Sí que se puede. El sistema que vivimos se ha encargado de demostrarnos que se lo pone difícil a cualquiera en cualquier tarea. Lo que no se puede es vivir sin música".
Esas nuevas tecnologías, como internet, han favorecido a que haya podido promocionar su música casi sin moverse de su escritorio, convertido en un casero estudio de grabación. Tanto es así que desde la web de alojamiento de música Reverbnation.com se ha situado durante seis meses en los puestos más altos para toda España. Desde el primer momento, este argentino residente en Marbella, ha venido contando el día a día del proceso de grabación de su disco.
El nombre del disco
En abril sacó su primer sencillo: 'Turn'. Incluso el nombre del disco lo sometió a votación a través de las redes sociales como Facebook o Twitter. El resultado: 'Soul Rider', impregnado de sus colores más personales, ya que él mismo ha producido y ejecutado todas las partes para las grabaciones.
También ha recogido las mejores imágenes de todo este tiempo para relatar a través de un documental el día a día. A la hora de componer se basa con una pequeña idea musical ("Una melodía, un goove") y se despierta con "eso en la cabeza". Es el comienzo de una canción, que desarrollará posteriormente. "Las letras van saliendo con el fraseo, afloran recuerdos, pensamientos, emociones... y, luego, ya está ahí, delante tuyo", señala.
Por tanto, ¿está este estilo muerto? "No en absoluto". Y argumenta: "Lo que ha muerto es una idea fetichista del Rock&Roll. Esos tópicos mueren siempre. La música no muere nunca". Como él mismo se despide a través de una declaración de intenciones: Peace&Rock.
El rock and roll ha muerto
Cuando recuerdo aquel tema de Lenny Kravitz 'Rock and roll is dead' siempre pienso en si las últimas tendencias en la música y los nuevos grupos emergentes han enterrado el sonido más rockero. Al menos en las listas de ventas ya no se encuentran sucesores de The Who, Led Zeppelin, Free o Lynyrd Skynyrd.
Ahora veo en The Guardian un texto que me parece bastante curioso y que titulan "El rock and roll está muerto'. Según la teoría expuesta por el diario, el pasado año el número de canciones procedentes del género de rock (Yeah) en la lista de ventas de singles cayeron a su nivel más bajo del último medio siglo, con solo tres temas entre los 100 éxitos más comercializados en el Reino Unido.
Es curioso porque, luego, grandes bandas como Bon Jovi o U2 figuran entre los artistas que más dinero ingresas de sus conciertos. ¿Está muerto entonces? El caso es que -recoge el artículo- el porcentaje de canciones rockeras ha pasado de un 13% en el 2009 a un ínfimo y escaso 3%, muy por detrás de otros estilos como el Hip-Hop o el R&B (un 47%) o más pop (40%), incluso música de baile (10%). Hasta el 2008 el rock representaba el 25% de los 100 singles más vendidos del año. Ahora, solo tres. Está claro que su influencia ha decaído.
Para más inri y, para mayor asombro de propios y ajenos, la canción de rock con mayor éxito de 2010 ha sido 'Don't Stop Believin'. Sí, una melodía que ya cuenta con más de 30 años de antigüedad. Las otras dos canciones más o menos de este género que entran en el Top 100 son 'Soul sister, de Train, y 'Dog days are over', de Florence&The Machine. Y si las escuchas tampoco es que sean demasiado rockeras.
¿Es el final de la era del rock como proclama Paul Gambaccini, conocido como el "profesor del pop"? Para él un rotundo y severo sí. Ha muerto como "del mismo modo la era del jazz ha terminado", aunque sí reconoce que "eso no significa que no habrá más músicos de rock buenos pero el rock como estilo predominante es parte de la historia de la música".
¿Estáis de acuerdo? Teoría un tanto descabellada porque, según explica este veterano DJ, el problema radica en que se invierte cada vez menos en talento y solo se dedica a buscar actividades más rentables como Operación Triufno o Factor X. El beneficio a corto plazo. Así de sencillo.
El artículo acaba recogiendo unas declaraciones de Paul Stokes, editor de una discográfica, quien dice que la música es un negocio cíclico y, por ello, hay que mantener la esperanza. De hecho, hasta se atreve a decir que este 2011 será el año de la rehabilitación gracias a actuaciones y trabajos de bandas de rock alternativo. "Estamos a la espera que venga la gran banda a cambiar la escena musical". A ver si es verdad...
Canciones sin humos
Con la entrada en vigor de la Ley Antitabaco los ánimos de la gente están un
poco alterados, la verdad. Y me he imaginado acerca de qué sería la música si nunca hubiese existido el tabaco. Muchos autores se han inspirado (nunca mejor dicho) en el tabaco y en el humo a la hora de componer sus temas.
¿Recuerdan el mítico 'Smoke on the water' de Deep Purple? Sí, ese sencillo pero increíble riff de Richie Blackmore que ha contagiado el placer de aprendices de guitarristas. Pues no. Se equivocan. No era por tabaco pero sí del humo que desprendía un incendio. Aquella canción contaba la historia de un incidencio que se había producido en el casino Montreux durante un concierto de Franz Zappa. Nada que ver. Olvídenlo.
De tabaco sí habla 'Cigarrettes&Alcohol', de Oasis. Menuda fiesta tendrían ahora que en ningún bar español podrían llevarlo a cabo. Al menos en la mitad de su propóstito. Lo que me recuerda otra: 'Cold beer&cigarrettes', del americano David Bazan. Como hicieran, no obstante, Brownsville Station en 'Smoking in the boys Room'. Menos tierno es el australiano Ben Lee en 'Smoking cigarettes will kill you', una metáfora acerca de las malas relaciones amorosas que sabes que van a acabar mal pero que, aún así, continúas. Como el tabaco, vamos.
También The Fiery Furnaces, una banda de indie rock de Nueva York, hacen
referencia a esta droga legal en 'Smelling cigarettes'. Ya con escuchar el
comienzo de la canción te lo dice todo ("Very much vodka and too much
tequila"). Más fiestas. Más tabaco en 'More cigarrettes', de The
Replacements, o en el tema de Otis Redding titulado 'Cigarettes and coffee'.
Con los cigarros de por medio, lo que cambia es el acompañamiento. Cambia café por chocolate y tendrás 'Cigarettes and chocolate milk', de Rufus Wainwright. Hefner, incluso, le hace un homenaje a la barrita de humo en 'The hymn for the Cigarettes'. Ni uno, ni dos. Hasta tres cigarros se fumaba Patsy Cline recordando a su amor en 'Three Cigarettes in an Ashtray'. A lo que se dedicaba Tex Williams era a fumar y fumar. ¿Recuerdan?
El tabaco también dio nombre a una carretera ('Tobacco road'), todo un clásico, como los que nombro a continuación. Hasta The Beatles se sirvieron del tabaco a la hora de componer una de las más bellas melodías de la historia. En la letra 'A day in the life' aparece una 'cortina de humo' en el autobús. Simon & Garfunkel sucumbieron a los cigarros en 'America' ("We smoked the last one an hour ago") o David Bowie en 'Rock'n'Roll Suicide' ("Time takes a cigarette, puts it in your mouth). A Joe Cocker tampoco le importó hacer referencia a su consumo en 'Long drag off a cigarrette'.
La nicotina se prendió en algunas letras de Pink Floyd. como en 'Nobody
home', en la que dicen "I've got nicotine stains on my fingers". De esa nicotina tan adictiva también habla Beck, en 'Nicotine&Gravy'. Los de
Seattle, Band of horses, hacen referencia a esta sustancia en 'Cigarrettes,
wedding bands'. O Artic Monkeys ('Cigarrette smoker').
El bueno de Axl Rose hablaba de que fumaba con estilo en 'Nightrain'. Y la
mítica banda británica Free ya hablaba de encenderse un cigarrito en 'Soon I will be gone'. The Smiths en 'What she said' ya decía que "fumaba esperando una tempranera muerte". El recientemente fallecido Captain Beefheart se hizo eco en 'Blabber 'n smoke' y Robert Fripp se comparaba con él: 'You burn me up I'm a cigarette'. Qué bonita metáfora, ¿verdad?
Ha habido cigarros de todo tipo. Hasta 'rosas'. Como en 'Pink cigarette', de
Mr Bungle. O los japoneses, según Spoon. O negociados, como en Plan B. Muy curioso. Como la habitación de la que hablaba Codeine en 'Smoking room'. Menudo submarino. Si no que se lo pregunten a Ry Cooder ('Fool for a cigarette'). La de los gorgoritos Russian Red ha tenido su mayor éxito (hasta ahora) con un tema que, ¿se imagina a qué hace referencia? Efectivanete: a los cigarrillos. Así que lo que toca es fumar en la distancia, como Supersuckers.
Ryan Adams, la involución de un genio
Tras un extraño proyecto llamado 'Orion' (2010), un álbum conceptual y muy original, este 'III/IV', que se intuía un 'pelotazo' no alcanza a cumplir las grandes expectativas que teníamos depositadas. Está lejos de sus Whiskeytown, de su personalidad, de su su estilo tan característico, del más puro rock and roll de nueva creación.
Las letras, como siempre eso sí, se cosen en torno a los círculos y experiencias acerca del amor y los corazones rotos. Pero mejor pasar página y resignarse. Me enganchó con 'Heartbreaker' (2000) y me llegó hasta el fondo con 'Gold' (2001), me apasionó con 'Demolition' (2002) para conquistarme con 'Rock and roll' (2003). Fueron increíbles sus incursiones en 'Jacksonville City Nights' (2005) y, sobre todo, en 'Cold Roses' (2006), aunque se metió en embarrados caminos en los últimos trabajos como 'Easy Tiger' (2006) o 'Cardinology' (2008).
Ahora, este disco, que reúne 21 pobres y tristes canciones, se basa en un pop-rock mediocre y plano. Casi sin aportar nada. Más de lo mismo y más de lo que se está escuchando en las radiofórmulas. Una malquerida involución, donde no queda nada del estilo de antaño. Nada que destacar. Pero, ¿qué te ha pasado Ryan? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?
Hechizo, absténganse fans
Me resistía a hacerlo. En la primera escucha lamenté profundamente haberlo
hecho. Lo primero que pensé al escuchar el tributo 'Hechizo' fue "este disco es una mierda". Pero, tras volverlo a escuchar, lo reitero. Las canciones de Héroes del Silencio están labradas con una fuerte personalidad, la de su cantante, Enrique Bunbury, y su característica voz, y un estilo muy particular que lo hace inimitable.
Maldito Duende: Nadie discute que Andrés Calamaro es un gran artista y también tiene un estilo muy peculiar, que le hace distinguible del resto de
'musicastros' que pululan por ahí. Pero la versión de esta canción resulta plana, burlesca, ridícula y adolece de la fuerza que caracteriza a este himno generacional.
Olvidado: sin ser uno de los temas más recordados de la banda zaragozana, sí forma parte de uno de sus mejores discos -El mar no cesa- en el que la rubia melena al viento de Bunbury le cortaba media. Ahora Ximena Sariñana la desempolva para convertirla en un amalgama con toques funkys y jazz, aunque reconvirtiendo su esencia en algo difícil de 'olvidar'.
Sácame de aquí: llega Ariel Rot y su fórmula de éxito, más que explotada. El argentino la ha hecho tan suya que casi ni se reconoce. Cambia la cumbia y el medio tiempo de la original para darle un toque rock pero pierde melancolía y nostalgia.
Los restos del naufragio: Suena embrutecida, austera en la voz de los Pereza. Pero es una de las que mejor suenan. Sin duda. La banda madrileña son estupendos 'versionadores'. No me desagrada y parece bien sacada de su repertorio.
Porque las cosas cambian: otro de los últimos éxitos de Bunbury. Es una de esas canciones pegadizas que nada más escucharla por vez primera resuena en tu cerebro. Pero Jaime Urrutia, en un ejercicio de arquitectura, la destroza por completo. Sin carisma. Incluso al principio parece que imita al músico maño. Es su amigo, lo ¿habrá perdonado?
Héroe de leyenda: una de esas que viven en los karaokes para deleite de
acérridos seguidores. Suena distinta, totalmente diferente. Regada con
sintetizadores Zoé la ha convertido en una canción muy del siglo XXI, muy
psicodélica. Tampoco me desagrada...del todo.
Hechizo: Catupecu Machu trata de jugar a las imitaciones. El estribillo de
"Vámonos de esta habitación..." queda rezagado casi a un segundo plano, aunque la música tiene empuje, firmeza y garra. Pero escuchar otra de esas canciones para el recuerdo en la voz de Fernando pues como que también pierde un poco de sentido.
El extranjero: Sin más que decir que DePedro tiene un toque 'bunburiniano' bastante interesante. Mucha más oscura, apagada y áspera. La chispa adecuada: la enormidad reducida al absurdo. Nada que ver con la original. Los más fanáticos de Héroes deberían taparse los oídos en el momento de ser interpretada por Aterciopelados. uno piensa '¿pero esto qué es?'
Lady Blue: el hijo de Jodorowsky, amigo de Enrique, se podía haber quedado calladito. "Todo es insignificante". Lo insignificante es la versión, cuyo
comienzo resulta enigmática y aburrida. Mejor pasar a la siguiente.
Con nombre de guerra: la crueldad de la letra es enviada al cubo de basura de principio a fin. Obscena versión de San Pascualito Rey.
Entre dos tierras: el himno generacional de muchos españoles. La canción de Héroes y por la que, posiblemente, han pasado a la historia de la música. Otra del catálogo del karaoke. Incluso hoy en día se 'pincha' en pub alemanes como tradición. Los gorgoritos del cantante de Sober ahoga su fortaleza. Es casi tronchante el crimen cometido. La desatada furia y la abrumadora creatividad se apaga como la llave de la luz.
Canto (el mismo dolor): leáse en contexto de alguien a quien el estilo de
Macaco no cala en su filosofía musical. Estos giros 'reggaes' y con gran protagonismo del bajo en este tema cuyo original comienza con una guitarra
española. Ahora, ésta se cambia por una acústica acelerando el ritmo y dejando de lado su agonística letra.
De mayor: esta es una de las pocas que se salva. La hace suya Iván Ferreiro. El músico gallego destripa la canción -otra de la radiofórmula etapa en solitario de Bunbury- para inventarse una nueva. El gallego le aporta el toque especial de su varita mágica. Me gusta, sí.
El boxeador: no entiendo la elección de esta canción en la voz de Bebe. Estilos antagónicos, metida con calzador en 'Hechizo' y que puede herir sensibilidades. Es muy cool, bailable y con aderezado con sonidos muy 'funkys'.
El viento a favor: la verdad es que Quique González la desnuda y consigue
emocionar. Es sensible, intimista y delicada. Uno de los aciertos del disco. Le
queda como anillo al dedo. Conectará rápidamente con los seguidores de ambos músicos.
Apuesta por el rock and roll: estaba claro que si alguien tenía que cantar esta canción tenía que ser Loquillo. La verdad es que es oportuna y podría encajar
perfectamente en su repertorio. Es gamberra, chulesca y traviesa, más rockabilly que la original. Vale la pena escucharla.
Alicia: el primer gran éxito de Bunbury en solitario obtiene una nueva esencia en la voz del ex de Roxy Music, Phil Manzanera, con toques vanguardistas y tan creativos que soprende. Cabe recordar que Manzanera ya había producido los discos 'Senderos de traición' y 'Espíritu del vino'. La parte instrumental es carismática y uno de los aciertos. Más progresiva.
Que tengas suertecita: sin ser una gran canción, prescindible quizá en su
repertorio, el mexicano Saúl Hernández aparece como el carnicero de los
sonidos. Porque vamos, la personalidad de la letra y el optimismo queda en
entredicho.
Lejos de la tristeza: ¿Qué pinta Shinoflow en un disco homenaje a
Héroes-Bunbury? Nadie lo sabe. Es otra cosa, otro mundo. Muy rapeada. Tampoco será recordada. O eso creo.
Mar adentro: el estilo y personalidad de Danza Invisible se cuela casi
provocando hipoacúsia -disminución de la capacidad auditiva-. Sí, señores, otra de las míticas canciones destrozadas. Con un ritmo más pausado y lento. Dan ganas de llorar.
Desmejorado: no podía faltar en este disco el nombre de Raphael de quien
Bunbury tanto ha mamado. Le aporta un valor añejo y expresiva que es saludable. ya estaba editada desde el 2003, ya que el propio Bunbury escribió la canción para el músico de Linares. Si no la habías escuchado antes es tu oportunidad.
Escucha el disco en Spotify.
Noel Gallagher contraataca
Ahora que su hermano ya tiene grabadas las canciones con Beady Eye, Noel Gallagher contraataca asegurando que ya se encuentra trabajando en lo que será su disco en solitario, y que verá la luz a lo largo del próximo año.
Posiblemente, se titule 'My fantasy', aunque todavía es pronto para avanzar nada. Ya se sabe que estas cosas cambian de la noche a la mañana. Pero lo que parece que está claro es que el 2011 serán rivales en las listas de discos. Aunque no lo ha confirmado él precisamente.
Lo ha dicho Miles Kane, cantante de Last Shadow Puppets, una de esas bandas modernas del nuevo milenio. Ha dicho -según recoge la BBC- que toca la guitarra en una de las canciones del ex componente de Oasis, aunque todavía no ha enseñado todo ese material disponible. Sí, queda trabajo."Terminé de grabarla en dos horas", ha llegado a decir Kane. Es, lo que viene siendo, un "favor" por ayudarle en otros trabajos discográficos. De momento, nos podemos conformar con algunas pinceladas en directo.
Del cine al escenario
Suele decirse que los actores norteamericanos están mejor preparados que los españoles. ¿Leyendas urbanas? A lo largo de su proceso de aprendizaje, siendo todavía jóvenes en la mayoría de los casos, aprenden el método de actor, descubren la música y, muchos de ellos, acaban siendo polifacéticos. Tocan todos los palos y son capaces de interpetar tanto un texto de un guión como una canción. Eso sí, la música como hobby.
Muchos de ellos decidieron probar suerte en el mundo de las guitarras, los acordes y las melodías como vía de escape o, en su defecto, por hacer algo nuevo, aparcando así su carrera cinematográfica. Sin triunfar. Sin embargo, hay casos que se han producido al revés. Tras cosechar el éxito sobre un escenario, prueban suerte en la gran pantalla. Hay muchos ejemplos.
Saltó a la fama tras interpretar a la adolestente Danielle en 'El Cabo del miedo' y consolidándose en 'Kalifornia' como una prometedora actriz que se ha ganado el corazón de todos permaneciendo como secundaria. Juliette Lewis and The Licks es su grupo con el que saca toda su rabia y rebeldía.
Pero para sorpresas, el gran Kevin Costner, que aprovecha los momentos de libertad cinematográfica para ajustarse la bandolera y ensayar junto con su banda, Modern West. Puro rock americano que nadie acertaría a decir que el actor de películas como 'Robin Hood, príncipe de los ladrones' o 'El guardaespaldas' está detrás de es rasgada voz típica del country.
Sonido similar aunque algo más funky es el que Gary Dourdan, el 'negro' de CSI, saca de su guitarra, aunque como buen afroamericano, sabe vibrar con el jazz y el soul como ha demostrado en varias ocasiones durante las galas a las que asiste como invitado. Es todo un espectáculo escucharle pero, claro, la música es un hobby para él.
Hugh Laurie, Gregory House para los amigos, se ha convertido en uno de los actores mejor pagados pero también sabe encandilar a todos si empuña una guitarra o se sienta al piano. Jazz, rock, lo que le eches, ya que domina muchos estilos diferentes. Lo hace por gusto, por el placer de cantar pero su carrera no está enfocada hacia la música, aunque bien seguro podría.
Quien sí ha podido vivir de la música y del cine practicamente al mismo tiempo es la explosiva Madonna. La gran polifacética. Todo lo que hace, todo lo que toca se convierte en éxito. Discos, películas. La 'rubia' ha sabido sacar partido a su belleza y a su voz. Es la 'reina del pop', no hay comentarios para describirla.
Otra polifacética que triunfa en todos los campos donde actúa es Beyoncé. Cantante, compositora, productora, actriz estadounidense y modelo, conocida por ser miembro del cuarteto Destiny's Child. Lo tiene todo esta chica, una voz prodigiosa, un cuerpo de ensueño, una mirada penetrante y una sensualidad desbordante.
Artistas más populares en el campo de la música son Jennifer Lopez o Chayanne. Ambos, de ascendencia latina, se han consolidado como dos de los grandes vocalistas pop de los últimos tiempos. Sobre todo, la cantante, la persona de raíces latinoamericanos más rica de Estados Unidos. Comenzó como actriz, a los dieciséis años con 'My little girl'. En 1997 saltó a la fama por ser protagonista de 'Selena'.
Como no podía parar, se lanzó a grabar un disco en 1999, que llevaba por título 'On the 6', un auténtico éxito de ventas. Debutó en el Top 10 en la prestigiosa lista de Billboard. Luego vinieron películas como 'La celda' y otro disco en su imparable y astronómica carrera de esta mujer, diseñadora, actriz, cantante, modelo, bailarina y productora.
La también (y guapa) actriz Scarlett Johansson ha hecho sus pinitos en la música. Dos discos un poco descafeinados y olvidados acreditan su trayectoria musical. Pero la niña ha tenido su protagonismo. La americana aApareció en el videoclip de Bob Dylan 'When the Deal Goes Down' y también estuvo presente en 'What Goes Around', de Justin Timberlake. Más recientemente, en 2009, hizo una versión de 'Last Goodbye', de Jeff Buckley. Poco más, la verdad.
Chayanne es un cantante puertoriqueño que probó suerte como actor en miniseries como 'Gabriel, amor inmortal', donde hacía el papel protagonista junto al también cantante José Luis Rodríguez 'El Puma'. Luego vino, en 1998, 'Baila conmigo', que volvió locas a sus seguidoras cuando se encontraba en su pleno apogeo.
Sin tampoco haber triunfado en el cine pero sí encima de un escenario y con pantalones ajustados de la época glam en la que se encontrba es el mítico rockero Jon Bon Jovi, que quiso probar, a mediados de los noventa, en qué consistía ser actor. Pero actor de reparto, claro, porque no llegó a triunfar. Puro márketing. Su último film: 'Vampires' (2002). La interpretación quizá no fuese lo suyo.
Otro que también sabe sacarle partido a su gargante es Russell Crowe, actor y cantante norteamericano, Oscar a la mejor interpretación por 'Gladiator'. Apareció en el musical 'Grease'. Un año antes, en 1992, formó su propia banda de rock llamada '30 Odd foot of grunts', con la que grabó tres discos como vocalista. También ha tenido un proyecto a través del cual publicó un álbum en iTunes con el título 'My hand, my heart'.
En España cuesta sacar ejemplos similares. Quizá la persona que mejor encarna esta esencia polifacética es María del Pilar Cuesta o más conocida como Ana Belén, considerada una de las aristas más emblemáticas de la cultura española y que se ha convertido en un auténtico símbolo de la lucha feminista en nuestro país. El éxito no le falta.
No tan exitosa ha sido la carrera cinematográfica de Coque Malla, conocido por ser cantante y líder del grupo Los Ronaldos, formado en 1987, en plena Movida madrileña. Éxitos como 'Sabor salado', 'Guárdalo con amor' o 'Adiós, papá' le encumbraron como estrella del rock. Pero el cine se cruzó en su vida y, desde 1992, ha participado en una decena de películas, una de las cuales 'Efecto mariposa'.
Algo parecido pero con mucho menos encanto es el ejemplo de Dani Martín, cantante de El Canto del Loco, que a la tempranera edad de 14 años debutó en televisión presentando el programa infantil 'Ponte las pilas'. Estudió arte dramático y ha desarrollado numerosos trabajos como actor, aunque sus incursiones en el cine son, más bien, esporádicas. Ahora, bueno, recientemente, ha sacado un disco en solitario...que bueno...da igual.
Leonor Watling, preciosa y bella mujer, es la cantante de Marlango, un grupo de pop español, y con una extensa carrera cinematogáfica, que le ha llevado a participar en reconocidas películas como 'Los crímenes de Oxford', 'La mala educación', 'Mi vida sin mí' o 'Hable con ella'.
Similar historia es la protagonizada por Nawja Nimri, que formó el grupo Nawjajean con el productor Carlos Jean. Estudio interpretación pero la fama no le llegó hasta participar en 'Abre los ojos', junto a Penélope Cruz y Eduardo Noriega. Desde entonces, el trabajo no le ha dado la espalda y ha interpretado a diversos personajes de toda índole, aunque su peculiar tono de voz le ha acompañado siempre. Es su seña de identidad.
Tras estudiar Arte Dramático en la Escuela superior de Málaga, Fran Perea se incorporó a la recordada serie 'Al salir de clase', donde daba vida a Hugo, hasta acabar en 'Los Serrano', lo que le dio la posibilidad de grabar su primer disco con temas compuestos por Pau Donés o Coti. La vida da muchas vueltas.